SEÍSMOS EN LA LUNA
Los astronautas de la NASA regresarán a la Luna y cuando lleguen allí es posible que necesiten alojamiento a prueba de temblores.
Esta es la sorprendente conclusión de Clive R. Neal, catedrático asociado de ingeniería civil y ciencias geológicas en la Universidad de Notre Dame, después de que él y su equipo formado por otros 15 científicos planetarios reexaminaran información de la misión Apolo, que data de la década de los 70.
"Existe actividad sísmica en la Luna", anunció en una reunión científica de la asamblea del Grupo de Análisis de Exploración Lunar de la NASA (Lunar Exploration Analysis Group ó LEAG, por sus siglas en inglés) en League City, Texas, el pasado octubre.
Entre 1969 y 1972, los astronautas de la misión Apolo colocaron sismómetros en sus sitios de alunizaje, en distintos lugares de nuestro satélite.
Los instrumentos de las misiones Apolo 12, 14, 15 y 16 enviaron información por radio continuamente hacia la Tierra hasta que fueron desconectados en 1977.
Izquierda: Buzz Aldrin coloca un sismómetro en el Mar de la Tranquilidad.
¿Y qué revelaron los sismómetros?
Existen por lo menos cuatro tipos diferentes de sismos lunares:
(1) trepidaciones profundas a una distancia aproximada de 700 kilómetros (435 millas) por debajo de la superficie, causadas probablemente por mareas;
(2) vibraciones que provienen de impactos de meteoritos;
(3) temblores termales causados por la expansión de la corteza glacial al ser iluminada por el Sol de la mañana por vez primera, después de una noche lunar de congelación extrema y con una duración de dos semanas;
y (4) sismos de poca profundidad a sólo 20 ó 30 kilómetros (12-19 millas) por debajo de la superficie.
Los sismos de las tres primeras clases fueron por lo general ligeros y no causaron daños.
Por otro lado, los sismos lunares de poca profundidad fueron únicos en su género.
Entre 1972 y 1977, la red sísmica de la misión Apolo observó 28 en total; algunos "registraron hasta 5,5 grados en la escala de Richter", indica Neal.
Un sismo de magnitud 5 en la Tierra tiene la suficiente energía como para mover muebles pesados y causar grietas en el yeso de las paredes.
Además, los sismos lunares de poca profundidad tuvieron una duración extraordinaria.
Una vez que comenzaron, todos continuaron por más de 10 minutos.
"La Luna resonaba como una campana", observa Neal.
En la Tierra, las vibraciones de los temblores se extinguen por lo general en sólo medio minuto. La razón de que esto suceda tiene que ver con la acción química de los agentes atmosféricos. Neal explica: "El agua suaviza los depósitos rocosos, expandiendo la estructura de los distintos minerales. Cuando la energía se propaga a través de una estructura comprimible como ésta, actúa como una esponja de espuma —atenúa las vibraciones".
Incluso las sacudidas causadas por los terremotos más potentes no duran más de dos minutos.
Sin embargo, la Luna es seca, fría y en su mayor parte rígida, como un pedazo de piedra o de hierro. Es por eso que los sismos la hacen vibrar como un diapasón.
Aún cuando un sismo lunar no sea intenso, "continúa por un largo tiempo", señala Neal.
Y en cuanto a un hábitat lunar, esa persistencia podría ser más significativa que la magnitud del sismo.
"Cualquier hábitat tendría que ser construido con materiales que fuesen un tanto flexibles", con el objeto de que no surgiesen grietas que dejasen escapar el aire.
"También necesitaríamos conocer el límite de fatiga de los materiales de construcción", esto es, qué tanta resistencia presentan a las flexiones y a los temblores constantes.
¿Qué origina los sismos lunares de poca profundidad y en dónde se presentan? "No estamos seguros", señala.
"Todos los sismómetros de la misión Apolo se colocaron en una región relativamente pequeña en el lado frontal de la Luna, por lo que no podemos precisar [las posiciones exactas de estos temblores]".
Pero él y sus colegas sí cuentan con algunas buenas ideas, una de las cuales apunta a los bordes de cráteres enormes y relativamente jóvenes que ocasionalmente pudiesen desplomarse.
"Nos hacen falta conocimientos detallados en cuanto a los polos lunares se refiere", continúa Neal.
Esto es importante ya que uno de los sitios propuestos para instalar una base lunar se encuentra en una región en donde el Sol brilla permanentemente en el borde del Cráter Shackleton, en el polo sur de la Luna.
Neal y sus colegas están desarrollando una propuesta para desplegar una red de 10 a 12 sismómetros alrededor de la Luna entera para recopilar información durante un período de al menos tres a cinco años.
Este tipo de trabajo es necesario, opina Neal, para encontrar las áreas más seguras para las bases lunares permanentes.
Esto es sólo el comienzo, afirma.
Otros planetas pueden sufrir temblores también: "La Luna es una plataforma de pruebas tecnológicas para establecer esta clase de redes tanto en Marte como más allá".
Fuente: NASA CIENCIA
Esta es la sorprendente conclusión de Clive R. Neal, catedrático asociado de ingeniería civil y ciencias geológicas en la Universidad de Notre Dame, después de que él y su equipo formado por otros 15 científicos planetarios reexaminaran información de la misión Apolo, que data de la década de los 70.
"Existe actividad sísmica en la Luna", anunció en una reunión científica de la asamblea del Grupo de Análisis de Exploración Lunar de la NASA (Lunar Exploration Analysis Group ó LEAG, por sus siglas en inglés) en League City, Texas, el pasado octubre.
Entre 1969 y 1972, los astronautas de la misión Apolo colocaron sismómetros en sus sitios de alunizaje, en distintos lugares de nuestro satélite.
Los instrumentos de las misiones Apolo 12, 14, 15 y 16 enviaron información por radio continuamente hacia la Tierra hasta que fueron desconectados en 1977.
Izquierda: Buzz Aldrin coloca un sismómetro en el Mar de la Tranquilidad.
¿Y qué revelaron los sismómetros?
Existen por lo menos cuatro tipos diferentes de sismos lunares:
(1) trepidaciones profundas a una distancia aproximada de 700 kilómetros (435 millas) por debajo de la superficie, causadas probablemente por mareas;
(2) vibraciones que provienen de impactos de meteoritos;
(3) temblores termales causados por la expansión de la corteza glacial al ser iluminada por el Sol de la mañana por vez primera, después de una noche lunar de congelación extrema y con una duración de dos semanas;
y (4) sismos de poca profundidad a sólo 20 ó 30 kilómetros (12-19 millas) por debajo de la superficie.
Los sismos de las tres primeras clases fueron por lo general ligeros y no causaron daños.
Por otro lado, los sismos lunares de poca profundidad fueron únicos en su género.
Entre 1972 y 1977, la red sísmica de la misión Apolo observó 28 en total; algunos "registraron hasta 5,5 grados en la escala de Richter", indica Neal.
Un sismo de magnitud 5 en la Tierra tiene la suficiente energía como para mover muebles pesados y causar grietas en el yeso de las paredes.
Además, los sismos lunares de poca profundidad tuvieron una duración extraordinaria.
Una vez que comenzaron, todos continuaron por más de 10 minutos.
"La Luna resonaba como una campana", observa Neal.
En la Tierra, las vibraciones de los temblores se extinguen por lo general en sólo medio minuto. La razón de que esto suceda tiene que ver con la acción química de los agentes atmosféricos. Neal explica: "El agua suaviza los depósitos rocosos, expandiendo la estructura de los distintos minerales. Cuando la energía se propaga a través de una estructura comprimible como ésta, actúa como una esponja de espuma —atenúa las vibraciones".
Incluso las sacudidas causadas por los terremotos más potentes no duran más de dos minutos.
Sin embargo, la Luna es seca, fría y en su mayor parte rígida, como un pedazo de piedra o de hierro. Es por eso que los sismos la hacen vibrar como un diapasón.
Aún cuando un sismo lunar no sea intenso, "continúa por un largo tiempo", señala Neal.
Y en cuanto a un hábitat lunar, esa persistencia podría ser más significativa que la magnitud del sismo.
"Cualquier hábitat tendría que ser construido con materiales que fuesen un tanto flexibles", con el objeto de que no surgiesen grietas que dejasen escapar el aire.
"También necesitaríamos conocer el límite de fatiga de los materiales de construcción", esto es, qué tanta resistencia presentan a las flexiones y a los temblores constantes.
¿Qué origina los sismos lunares de poca profundidad y en dónde se presentan? "No estamos seguros", señala.
"Todos los sismómetros de la misión Apolo se colocaron en una región relativamente pequeña en el lado frontal de la Luna, por lo que no podemos precisar [las posiciones exactas de estos temblores]".
Pero él y sus colegas sí cuentan con algunas buenas ideas, una de las cuales apunta a los bordes de cráteres enormes y relativamente jóvenes que ocasionalmente pudiesen desplomarse.
"Nos hacen falta conocimientos detallados en cuanto a los polos lunares se refiere", continúa Neal.
Esto es importante ya que uno de los sitios propuestos para instalar una base lunar se encuentra en una región en donde el Sol brilla permanentemente en el borde del Cráter Shackleton, en el polo sur de la Luna.
Neal y sus colegas están desarrollando una propuesta para desplegar una red de 10 a 12 sismómetros alrededor de la Luna entera para recopilar información durante un período de al menos tres a cinco años.
Este tipo de trabajo es necesario, opina Neal, para encontrar las áreas más seguras para las bases lunares permanentes.
Esto es sólo el comienzo, afirma.
Otros planetas pueden sufrir temblores también: "La Luna es una plataforma de pruebas tecnológicas para establecer esta clase de redes tanto en Marte como más allá".
Fuente: NASA CIENCIA
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