SUSTANCIAS DE LOS CORALES BLOQUEAN A VIRUS
Un coral ha demostrado contener sustancias apropiadas para combatir virus y quizás cáncer en humanos.
Una de la preocupaciones sobre el ritmo actual de extinción de las especies parte de la necesidad humana de encontrar nuevas medicinas para curar enfermedades.
Muchas de las sustancias que ahora tenemos en nuestras farmacias y que curan numerosas enfermedades proceden de seres vivos que habitan nuestro planeta.
Es de suponer que haya muchas más esperando por ahí en alguna selva tropical o incluso en el fondo de algún mar exótico.
Hay un nuevo tipo de industria llamada de bioprospectiva que se dedica a la búsqueda de estas sustancias.
Recientemente, en lo que parece que haría las delicias del capitán Nemo, se ha encontrado uno de estos casos en el Océano Pacífico, en las costas de Okinawa.
Isis hippuris es un coral ramificado amarillento (ver foto) que posee una sustancia que bloquea la reproducción de virus, y quizás esto ayude también a curar algunos tipos de cáncer en el futuro.
Aunque su vida estática anclada a los fondos marinos nos haga creer que los corales son plantas, en realidad no lo son, son colonias de pequeños animales llamados pólipos.
Algunas veces portan algas dentro en relación simbiótica y se caracterizan por la construcción de esqueletos calcáreos que pueden llegar a formar islas y atolones coralinos, algunos de ellos visibles desde el espacio.
Son seres muy frágiles, que desparecen por cambios climatológicos, de temperatura, de salinidad o de ph del agua en el que viven.
Muchos de ellos se encuentran en la actualidad en peligro de extinción.
En este caso moliendo pedazos de Isis hippuris y tratándolos con metanol los investigadores pudieron hallar un esteroide natural denominado hipuristanol.
Jerry Pelletier de McGill University probó las habilidades terapéuticas de esta sustancia, tanto in vitro como in vivo, viendo que parece bloquear la multiplicación de virus.
Los antibióticos que tenemos sólo funcionan con bacterias, pero muchas enfermedades infeccionas e incluso determinados tipos de cáncer están causados por virus.
Hay muy pocos antivirales y nuestra única defensa frente a los virus es una vacuna, si es que está disponible.
Los virus no están realmente vivos, son fragmentos de ADN o ARN rodeados de una cápsula de proteínas.
Cuando se introducen en una célula secuestran la maquinaría genética y la obligan a fabricar más virus como ellos.
Según el artículo publicado en Nature Chemical Biology el esteroide descubierto detiene el proceso de replicación del virus dentro de la célula inhibiendo la función de la proteína eIF4A que funciona como un motor molecular que el virus utiliza para fabricar sus propias proteínas.
Lo bueno de este efecto es que es bastante selectivo y no afecta a otros procesos celulares, por lo que se esperan pocos efectos secundarios.
En los experimentos se ha demostrado que esta sustancia es muy efectiva contra la replicación de poliovirus sin afectar a la producción de proteínas en las células no infectadas.
Se cree también que podría servir como un potente producto anticanceroso, pudiéndose usar en tratamientos de quimioterapia.
El único problema residiría en la posibilidad de que una explotación comercial de este producto haga desaparecer al ser vivo que la produce.
Fuente: NEOFRONTERA
Una de la preocupaciones sobre el ritmo actual de extinción de las especies parte de la necesidad humana de encontrar nuevas medicinas para curar enfermedades.
Muchas de las sustancias que ahora tenemos en nuestras farmacias y que curan numerosas enfermedades proceden de seres vivos que habitan nuestro planeta.
Es de suponer que haya muchas más esperando por ahí en alguna selva tropical o incluso en el fondo de algún mar exótico.
Hay un nuevo tipo de industria llamada de bioprospectiva que se dedica a la búsqueda de estas sustancias.
Recientemente, en lo que parece que haría las delicias del capitán Nemo, se ha encontrado uno de estos casos en el Océano Pacífico, en las costas de Okinawa.
Isis hippuris es un coral ramificado amarillento (ver foto) que posee una sustancia que bloquea la reproducción de virus, y quizás esto ayude también a curar algunos tipos de cáncer en el futuro.
Aunque su vida estática anclada a los fondos marinos nos haga creer que los corales son plantas, en realidad no lo son, son colonias de pequeños animales llamados pólipos.
Algunas veces portan algas dentro en relación simbiótica y se caracterizan por la construcción de esqueletos calcáreos que pueden llegar a formar islas y atolones coralinos, algunos de ellos visibles desde el espacio.
Son seres muy frágiles, que desparecen por cambios climatológicos, de temperatura, de salinidad o de ph del agua en el que viven.
Muchos de ellos se encuentran en la actualidad en peligro de extinción.
En este caso moliendo pedazos de Isis hippuris y tratándolos con metanol los investigadores pudieron hallar un esteroide natural denominado hipuristanol.
Jerry Pelletier de McGill University probó las habilidades terapéuticas de esta sustancia, tanto in vitro como in vivo, viendo que parece bloquear la multiplicación de virus.
Los antibióticos que tenemos sólo funcionan con bacterias, pero muchas enfermedades infeccionas e incluso determinados tipos de cáncer están causados por virus.
Hay muy pocos antivirales y nuestra única defensa frente a los virus es una vacuna, si es que está disponible.
Los virus no están realmente vivos, son fragmentos de ADN o ARN rodeados de una cápsula de proteínas.
Cuando se introducen en una célula secuestran la maquinaría genética y la obligan a fabricar más virus como ellos.
Según el artículo publicado en Nature Chemical Biology el esteroide descubierto detiene el proceso de replicación del virus dentro de la célula inhibiendo la función de la proteína eIF4A que funciona como un motor molecular que el virus utiliza para fabricar sus propias proteínas.
Lo bueno de este efecto es que es bastante selectivo y no afecta a otros procesos celulares, por lo que se esperan pocos efectos secundarios.
En los experimentos se ha demostrado que esta sustancia es muy efectiva contra la replicación de poliovirus sin afectar a la producción de proteínas en las células no infectadas.
Se cree también que podría servir como un potente producto anticanceroso, pudiéndose usar en tratamientos de quimioterapia.
El único problema residiría en la posibilidad de que una explotación comercial de este producto haga desaparecer al ser vivo que la produce.
Fuente: NEOFRONTERA
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