LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE EXPLICADAS
El sentimiento de calma y la visión de luz de las personas que experimentan un estado cercano a la muerte podría deberse al sistema de ensoñación de la mente que se introduce en el estado de vigilia.
Algunas personas en situaciones de peligro o trauma extremo, y que se encuentran en situaciones cercanas a la muerte, cuentan una vez que se recuperan la experiencia de haberse encontrado fuera del cuerpo, de haber visto una intensa luz y de sentir una gran paz interior.
Estas experiencias al parecer son más comunes de lo que la gente cree, según Kevin Nelson de University of Kentucky en Lexington y autor principal del artículo publicado sobre este tema en Neurology el 11 de abril pasado.
Algunos estudios han mostrado que la estimulación eléctrica del cerebro puede disparar sensaciones parecidas a las relatadas por personas que sufrieron situaciones cercanas a la muerte.
Incluso algunas drogas pueden producir las mismas sensaciones.
Una de ellas es la ketamina, un tranquilizante para caballos que algunos utilizar ilegalmente como droga recreativa.
Nelson empezó a investigar el fenómeno después de leer las experiencias cercanas a la muerte por personas que relataban que los brazos y las piernas se les quedaban paralizados.
Ya sabía que una parálisis similar ocurre a algunas personas justo antes o después de dormir, y esto le permitió ver una conexión entre ambos casos.
Gracias una fundación Nelson encontró a 55 personas que decían haber tenido este tipo de experiencias después de accidentes traumáticos de automóvil o de haber sufrido operaciones de corazón.
Además entrevistó a un número igual de personas que no habían tenido ese tipo de experiencias.
De aquellos que habían tenido esas experiencias el 60% de ellos además reconocieron haber tenido por lo menos un incidente de caer dormidos y de estar despiertos a la vez, mientras que en el segundo grupo este último tipo de trastorno del sueño sólo representaba un 24% de los casos.
Estos episodios de trastornos de sueño pueden incluir parálisis, e incluso provocar alucinaciones auditivas y visuales.
Ocurren cuando algunos aspectos del sueño paradójico de la fase REM (siglas en inglés de movimiento rápido de los ojos) del sueño se introducen en el estado de vigilia.
En la fase REM, que es durante la cual soñamos, los músculos pierden el tono y se induce una parálisis para evitar representar los sueños.
La actividad visual durante este estado podría explicar el sentimiento de estar rodeado por luz.
La fase REM se origina en la parte más baja del cerebro que está unida a la médula espinal, que además controla los aspectos más básicos de la vida.
Esta es la parte más primitiva del cerebro humano.
Nelson espera realizar más investigaciones sobre las experiencias próximas a la muerte mediante el estudio de individuos que experimentan estar fuera de su cuerpo independientemente de haber sufrido trauma alguno.
Este investigador no descarta la posibilidad de que otros factores psicológicos o incluso espirituales puedan jugar un papel en este asunto.
En todo caso, y según este estudio, podría ser que este tipo de experiencias simplemente fueran producidas por los mismos mecanismos que nos hacen soñar todas las noches y que, alterados por un intenso trauma, entrarían en el sistema consciente de vigilia en individuos propensos a ello.
No serían más que reacciones físico-químicas de las neuronas de nuestro cerebro moribundo, un último destello de luz antes del cese de toda actividad neuronal que llamamos muerte.
Fuente: NEOFRONTERAS
Algunas personas en situaciones de peligro o trauma extremo, y que se encuentran en situaciones cercanas a la muerte, cuentan una vez que se recuperan la experiencia de haberse encontrado fuera del cuerpo, de haber visto una intensa luz y de sentir una gran paz interior.
Estas experiencias al parecer son más comunes de lo que la gente cree, según Kevin Nelson de University of Kentucky en Lexington y autor principal del artículo publicado sobre este tema en Neurology el 11 de abril pasado.
Algunos estudios han mostrado que la estimulación eléctrica del cerebro puede disparar sensaciones parecidas a las relatadas por personas que sufrieron situaciones cercanas a la muerte.
Incluso algunas drogas pueden producir las mismas sensaciones.
Una de ellas es la ketamina, un tranquilizante para caballos que algunos utilizar ilegalmente como droga recreativa.
Nelson empezó a investigar el fenómeno después de leer las experiencias cercanas a la muerte por personas que relataban que los brazos y las piernas se les quedaban paralizados.
Ya sabía que una parálisis similar ocurre a algunas personas justo antes o después de dormir, y esto le permitió ver una conexión entre ambos casos.
Gracias una fundación Nelson encontró a 55 personas que decían haber tenido este tipo de experiencias después de accidentes traumáticos de automóvil o de haber sufrido operaciones de corazón.
Además entrevistó a un número igual de personas que no habían tenido ese tipo de experiencias.
De aquellos que habían tenido esas experiencias el 60% de ellos además reconocieron haber tenido por lo menos un incidente de caer dormidos y de estar despiertos a la vez, mientras que en el segundo grupo este último tipo de trastorno del sueño sólo representaba un 24% de los casos.
Estos episodios de trastornos de sueño pueden incluir parálisis, e incluso provocar alucinaciones auditivas y visuales.
Ocurren cuando algunos aspectos del sueño paradójico de la fase REM (siglas en inglés de movimiento rápido de los ojos) del sueño se introducen en el estado de vigilia.
En la fase REM, que es durante la cual soñamos, los músculos pierden el tono y se induce una parálisis para evitar representar los sueños.
La actividad visual durante este estado podría explicar el sentimiento de estar rodeado por luz.
La fase REM se origina en la parte más baja del cerebro que está unida a la médula espinal, que además controla los aspectos más básicos de la vida.
Esta es la parte más primitiva del cerebro humano.
Nelson espera realizar más investigaciones sobre las experiencias próximas a la muerte mediante el estudio de individuos que experimentan estar fuera de su cuerpo independientemente de haber sufrido trauma alguno.
Este investigador no descarta la posibilidad de que otros factores psicológicos o incluso espirituales puedan jugar un papel en este asunto.
En todo caso, y según este estudio, podría ser que este tipo de experiencias simplemente fueran producidas por los mismos mecanismos que nos hacen soñar todas las noches y que, alterados por un intenso trauma, entrarían en el sistema consciente de vigilia en individuos propensos a ello.
No serían más que reacciones físico-químicas de las neuronas de nuestro cerebro moribundo, un último destello de luz antes del cese de toda actividad neuronal que llamamos muerte.
Fuente: NEOFRONTERAS
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