ROBOTS EN LA ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL
Hace seis años, David Miller, profesor de ingeniería del Instituto Tecnológico de Massachussetts (ó MIT, por las siglas en inglés de Massachussetts Institute of Technology) mostró a sus alumnos la película La Guerra de las Galaxias el primer día de clases. Hay una escena en particular que a Miller le gusta, aquella en la que Luke Skywalker se entrena con un robot de batalla flotante. Miller se levantó e indicó: “Quiero que me construyan algunos de esos”.
Y así lo hicieron. Con el apoyo del Departamento de Defensa y la NASA, los universitarios de Miller construyeron cinco robots funcionales. Y ahora uno de ellos está a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI).
Derecha: Universitarios del MIT probando un robot prototipo durante un vuelo de gravedad reducida a bordo de un avión KC-135 de la NASA.
“Parece un robot de batalla”, sonríe Miller. Es en realidad un minúsculo satélite —el primero de tres que la NASA planea enviar a la EEI. Juntos navegarán por los corredores de la estación espacial aprendiendo cómo volar en formación.
Los minúsculos satélites son una nueva idea en la exploración espacial: En lugar de enviar un satélite grande y pesado para hacer el trabajo, ¿por qué no lanzar varios pequeños? Pueden orbitar la Tierra en grupos, cada uno haciendo su propia pequeña parte en el conjunto de la misión. Si una llamarada solar deja inservible uno de los satélites —no hay problema. El resto puede cerrar filas y seguir adelante. Los costos de lanzamiento se reducen también, ya que satélites diminutos pueden añadirse a cargas mayores, llegando al espacio casi gratuitamente.
Pero hay un problema: volar en formación es más complicado de lo que parece. Pida a una multitud de personas que se coloquen en línea en una sola fila, y podrán entenderlo y hacerlo con bastante facilidad. Lograr que un grupo de satélites orbitadores hagan lo mismo resulta extremadamente difícil.
“Suponga que se tiene un cúmulo de satélites en órbita”, comenta Miller, “y uno o dos de ellos pierden su lugar”. Puede que una llamarada confunda temporalmente sus computadores de navegación, o que un disparo de propulsor no funcione como se esperaba. Todo el grupo se encuentra entonces fuera de servicio. Corregir el problema requiere un complejo conjunto de ajustes tridimensionales, coordinados entre todos los satélites —quizá docenas o cientos de ellos. “Hemos tenido que reducir esto a instrucciones concretas, paso a paso, que el computador pueda entender”, comenta Miller.
Y esto nos lleva de regreso a la EEI:
El desafío de Miller a sus universitarios de la clase de ingeniería en 1999 fue diseñar un pequeño robot más o menos esférico que pudiera flotar a bordo de la EEI y maniobrar usando propulsores de dióxido de carbono (CO2) comprimido. El proyecto, llamado SPHERES (siglas en inglés de Synchronized Position Hold Engage Re-orient Experimental Satellite, o en español Satélite Experimental con Posición, Estabilidad y Acción Sincronizada), serviría como banco de pruebas para probar software experimental que controlase los cúmulos de satélites. Las esferas robóticas proveen una plataforma genérica consistente en sensores, propulsores, comunicaciones y un microprocesador; los científicos que trabajen ideando nuevo software pueden cargar el programa en la plataforma para observar cómo funcionan esas ideas. Es una manera rápida y relativamente barata de probar nuevas teorías en diseño de software.
Posibles aplicaciones incluyen el retorno de la NASA a la Luna. Una manera de construir una nave lunar es ensamblarla pieza a pieza en órbita terrestre. “El software diseñado para controlar pequeños satélites también puede ser usado para maniobrar piezas de la nave espacial simultáneamente”, afirma Miller.
Derecha: Un modelo CAD de un satélite SPHERES.
La primera SPHERES llegó a la EEI en abril dentro de un cohete Progreso de suministros. (Recuerde, estos satélites diminutos son buenos polizontes). Finalmente dos SPHERES más se le sumarán; uno a finales de año cuando el Transbordador Espacial Discovery (STS-121) vuelva a la Estación, y otro será llevado a la órbita en una futura misión del Transbordador.
¿Como distinguirán los astronautas las tres SPHERES? “Tienen un código de color”, explica Miller. La que está a bordo ahora es roja; la segunda será azul y la tercera amarilla.
“Red” (roja) ya está activa. “Le hemos ordenado hacer una variedad de maniobras – bucles y giros, por ejemplo. Y hemos probado la habilidad del robot para resolver problemas”. Los astronautas intentaron engañar a Red manteniendo uno de sus propulsores en “encendido”. El robot diagnosticó el error, apagó el propulsor y volvió a mantenerse en su sitio.
“No está mal para un pequeño robot”, dice Miller. “Estoy impaciente por ver lo que pueden hacer los tres juntos”.
Fuente: NASA CIENCIA
1 COMENTARIOS:
At jueves, 15 junio, 2006, Isra said…
Muy buen articulo, sobre todo la ironia Jedi...
Aparte de ser meros exploradores, podrian usarse como mineros en otros planetas, o en busqueda de formas de vida. Encuentro esto mas facil enviar una legion de estos que un solo Mars Rover, por ejemplo
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