10 junio 2006

UN ECOSISTEMA DE HACE 3400 MILLONES DE AÑOS

Nuestro planeta es un lugar activo, los continentes se han unido y separado varias veces y la corteza terrestre está en continua transformación.
Las posibles huellas de las formas de vida más primitiva han sido destruidas en su mayor parte.
Estas pruebas fósiles son muy escasas y son objeto de controversia debido a las diversas interpretaciones que se le puedan dar.
De hecho a veces es muy difícil distinguirlas de otras formaciones creadas por procesos no biológicos.
Ahora un análisis detallado de unas rocas australianas ha demostrado que éstas en concreto no sólo son las formas de vida más antigua conocidas sino que además muestran que ya había biodiversidad hace 3400 millones de años.
Los autores del trabajo son Abigail Allwood de Macquarie University y sus colaboradores que han estudiado 10 kilómetros de las formaciones rocosas en Pilbara, al oeste de Australia cerca de Port Hedland.
Estas formaciones rocosas de tipo estromatolito las formarían cianobacterias que con el transcurso del tiempo crean depósitos rocosos a base de acumular sedimentos.
Estas estructuras vivas, pero diferentes en forma, se crean todavía en la costa australiana, concretamente en Shark Bay.
Aunque los estromatotilos de Pilbara se descubrieron hace ya 30 años algunos autores afirmaban que se formaron mediante un proceso químico e hidrotermal no biológico.
Este equipo de investigadores ha realizado un estudio estadístico detallando las formas encontradas y comparándolas con formas presentes.
Han hallado nada menos que siete tipos distintos de fósiles con formas diversas que van de la forma cónica a tipo cartón de huevos.
Estas formas se corresponderían con el modo en que las partículas de sedimento fueron acumuladas.
Con esto demuestran que un proceso biológico estaría detrás de estas formaciones, porque ningún proceso químico puede dar explicación a una variedad de formas tan rica como las observadas.
Las formas cónicas muestran además signos de que los granos fueron cementados a los lados de los conos, sugiriendo que los microorganismos las fijaron allí de ese modo, al contrario que las partículas que están entre los conos que parece que fueron depositadas por las olas de un mar somero.
Esta capa de estromatolitos se encuentra entre dos capas de depósitos volcánicos que pueden ser datados con precisión permitiendo dar una edad a estos estromatolitos de 3430 millones de años.
Por tanto, esto demuestra una vez más que la vida surgió muy pronto, tan pronto como el planeta se formó y permite especular con la posibilidad de que también lo hiciera en Marte donde en aquella época había mares de agua líquida y una atmósfera similar.
Estas formas de vida no sólo estarían entre las más antiguas de la Tierra sino que serían la primera prueba de biodiversidad.
Estas rocas ahora analizadas ocuparon un lugar en aquella época en el que distintas especies de microorganismos proliferaban en lo que sería el equivalente a un arrecife moderno, sin peces ni formas complejas, pero con toda la potencialidad que la vida sobre la Tierra ha demostrado posteriormente.
Fueron esos tataratataraprimos nuestros los que liberaron el oxigeno que permitió más tarde a los animales evolucionar hasta alcanzar todas las formas vivas animadas que han existido posteriormente y que todavía quedan, entre ellas nosotros.
Estas rocas nos hablan de todo ello y quizás de mucho más.
Fuente: NEOFRONTERAS