09 junio 2006

CONSTRUYEN UNA MÁQUINA QUE PERMITE A LOS INVIDENTES LEER LIBROS Y VER FOTOS

Una máquina capaz de proyectar imágenes en la retina de las personas invidentes o con visión disminuida ha sido desarrollada por una investigadora del MIT que además es poeta y padece problemas de visión. Es el proyector más pequeño del mundo que, colocado en un ojo, permite a personas con problemas en la vista leer libros, ver fotos o visitar espacios virtuales para preparar visitas a nuevos edificios. En realidad se trata de una versión popular del oftalmoscopio láser (SLO), que se emplea para mediciones de la retina y del nervio óptico, pero tiene un tamaño y un precio muy inferior. La investigadora ha creado un lenguaje visual propio para la máquina y cree que será muy útil a personas que hayan perdido o disminuido su visión como consecuencia de padecer diabetes, degeneración macular o glaucoma.

Una investigadora del MIT (el Instituto Tecnológico de Massachussets) ha construido una pequeña y relativamente barata máquina que permite a los invidentes o a personas con problemas en la vista leer libros, ver fotos o visitar espacios virtuales, entre otras cosas.

Es un proyector muy pequeño que cabe en un ojo. Gracias a un lenguaje visual proyecta imágenes relacionadas con las palabras directamente en la retina (word-images). De esta forma, personas con dificultades en la visión pueden percibir desde dibujos sencillos hasta espacios virtuales.

Tal como explica al respecto el MIT en un comunicado el MIT, la máquina ha tenido una buena acogida en las pruebas clínicas que se han realizado con 10 personas afectadas por distintos niveles de ceguera. El proyecto ha sido publicado originalmente en la revista Optometry. The Internacional Herald Tribune dedica asimismo un interesante artículo a esta máquina.

Elizabeth Goldring, miembro del Center for Advanced Visual Studies del MIT, es la artífice de esta máquina, que ha venido desarrollando durante los últimos 10 años, en colaboración con más de 30 estudiantes del Instituto, y con algunos de sus oculistas personales, puesto que ella misma padece problemas en la vista.

El precio del aparato ronda los 3.100 euros, poco dinero en comparación con los 77.000 euros de la máquina en que se inspiró Goldring, el llamado oftalmoscopio de escaneo láser (SLO, Scanning Laser Ophtalmoscope).

Esta investigadora, que también es poeta, comenzó a interesarse en la relación entre arte y tecnología avanzada en una visita que hizo a su oculista, Lloyd Aiello, director del Beetham Eye Institute del Joslin Diabetes Center. En ese momento Goldring estaba completamente ciega, pero la cirugía restauró la visión de uno de sus ojos.

Un lenguaje visual

Para examinar mejor sus ojos, Aiello le pidió a Goldring que acudiera a un centro en Harvard en el que los técnicos podrían analizarlos bien gracias a un “oftalmoscopio de escaneo láser”. Este aparato proyectó una imagen simple directamente en la retina, con el fin de determinar si la investigadora, que había sufrido hemorragias que le impedían ver, tenía sana aún alguna de las dos retinas.

El oftalmoscopio de escaneo láser es una tecnología que permite realizar con muy buena resolución mediciones de la retina y del nervio óptico. Utilizada desde la década de los 80, a los modelos iniciales se les añadió la llamada microscopía confocal, una técnica que permitió que se obtuvieran imágenes de alta calidad.

Goldring se sorprendió al descubrir que podía ver la imagen que le pusieron los oculistas, una pequeña tortuga. Sin embargo, pensó que la tortuga no era demasiado interesante y preguntó si podía escribir la palabra “sol”, de manera que el oftalmoscopio de escaneo láser recibiera esa información y enfocara en su retina otra imagen.

Efectivamente, el aparato podía emitir diferentes imágenes, por lo Elizabeth pudo ver palabras por primera vez desde hacía meses. Entusiasmada con su experiencia, Goldring desarrolló entonces un lenguaje visual que consistía en palabras cortas que incorporaban gráficos y símbolos que transmitían el significado de esas mismas palabras, de manera que éstas podían verse y leerse.

Pero el oftalmoscopio tenía varios “defectos”: su alto precio y su voluminosidad. Por eso, la investigadora decidió desarrollar una máquina más práctica que sirviera para el público general.

En colaboración en los últimos años con Robb Webb, un científico del Schepens Eye Research Institute; Aiello, el optometrista Jerry Cavallerano, William Mitchell, decano de la Escuela de Arquitectura del MIT y profesor de arte y ciencias; Steve Benton, un físico especializado en óptica y profesor del MIT, entre otros, Goldbring ha logrado crear un aparato capaz de proyectar imágenes y vídeos en las retinas de las personas.

El resultado es mucho más barato que el oftalmoscopio de escaneo láser, en parte porque no incluye el dispositivo de diagnóstico. La nueva máquina para ver ha reemplazado además el láser del oftalmoscopio por diodos emisores de luz, una fuente de luz de alta intensidad que resulta mucho más barata. La máquina está diseñada para ser colocada en un solo ojo.

Visión de lugares nuevos, antes de ir

Las pruebas clínicas iniciales han sido realizadas con personas con problemas visuales, pacientes del Beetham Eye Institute. Los participantes usaron la máquina para ver 10 ejemplos del lenguaje visual de Goldring. Seis de ellos interpretaron las imágenes-palabra correctamente. Asimismo, también emplearon la máquina para navegar a través de un entorno virtual, lo que permitirá que los invidentes puedan ver un sitio antes de visitarlo.

De esta forma, los voluntarios que han probado la máquina han podido leer “palabras” mezclando letras y dibujos, concebidos por Goldriong para hacerlos más fáciles de descifrar. También han realizado una visita virtual a un edificio desconocido para tomar referencias del entorno que les resultarían útiles a la hora de una visita real.

Goldring explica que la gente con problemas importantes de visión temen a menudo acudir a lugares nuevos, en los que no manejan la información básica (donde se encuentran los escalones o, simplemente, el ser incapaces de descifrar los botones de los ascensores).

Si antes de ir estas personas pueden usar la máquina y explorar el sitio que van a visitar en un espacio virtual, tendrán las pautas necesarias para moverse en dicho espacio cuando lleguen. En las pruebas, los participantes exploraron diversos entornos virtuales con un mando o joystick que les permitió moverse en todas las direcciones.

Goldring y sus colegas trabajan actualmente en la realización de pruebas clínicas a gran escala con una versión de la máquina que emita imágenes en color (la actual las emite en blanco y negro). Con la versión en color, los participantes podrían explorar incluso las galerías de arte.

Elizabeth Goldring considera que su máquina de ver será muy útil a personas que tengan una visión disminuida a causa de una diabetes, degeneración macular o glaucoma.

Fuente: TENDENCIAS 21