EL PLACER DE LA VENGANZA
Las imágenes de resonancia magnética nuclear muestran que los varones encuentran más placer que las mujeres en la venganza, al menos si el castigo es físico.
Este circuito cerebral del comportamiento podría ser innato.
Equidad, empatía y retribución son motores fundamentales de la sociedad y ayudan a promulgar leyes, a diseñar el sistema judicial y a moldear las relaciones entre los individuos que la forman.
¿De donde provienen esas ideas?
¿Son culturales o tienen una base biológica?
Todas las sociedades tienen leyes y códigos de conducta así como sistemas de castigo para los que quebrantan esas normas.
Hay palabras del alemán que designan conceptos muy complicados.
Una de estas palabras es schadenfreude que significa “encontrar placer en la desdicha ajena”.
Parece que los aparatos de resonancia magnética nuclear han llegado al grado de sofisticación necesario requerido para identificar estados de la mente descrito por complicadas palabras alemanas.
Ahora se ha podido observar el schadenfreude en un experimento y se ha conseguido relacionar con la idea de justicia o venganza.
Tania Singer del University College London y sus colaboradores usaron una de estas máquinas para monitorizar la actividad cerebral de 32 voluntarios después de su participación en un juego llamado dilema del prisionero.
El juego permite a los jugadores cooperar con los demás o traicionarlos. En el dilema del prisionero los participantes pueden cooperar para compartir un premio o traicionar a los iguales para obtener un premio mayor o mejor.
Además de los sujetos participantes en el experimento se contrató a actores para que deliberadamente engañasen a sus compañeros y así tener siempre “traidores” en el grupo.
La recompensa era en todo caso económica.
Curiosamente el lenguaje corporal de los jugadores de ambos sexos ya evidenciaba la desaprobación hacia los traidores durante el juego, e incluso intentaban estar a la mayor distancia posible de estos durante los descansos del experimento.
Después los jugadores eran introducidos en la máquina de resonancia magnética nuclear y su actividad era estudiada mientras observan cómo otros jugadores eran castigados con una descarga eléctrica.
Según los resultados, la actividad cerebral es distinta si son los que cooperaron o los traidores los que reciben la descarga.
Además en los varones, y para sorpresa de los investigadores, esta diferencia es mucho más pronunciada que en las mujeres cuando un compañero traidor es castigado con las descargas.
Las imágenes de la resonancia magnética nuclear muestran que ambos sexos experimentan un aumento de la actividad cerebral en las áreas del cerebro asociadas con la sensación de dolor cuando un compañero recibe una sacudida de electricidad.
Los investigadores asocian esta reacción a la actividad de neuronas espejo que trabajan cuando una persona siente empatía por otra.
Ambos además experimentan menos actividad en esas áreas cuando los traidores recibían las descargas.
Esto sugiere que la empatía depende del comportamiento social.
Sin embargo, en los varones la actividad bajaba bastante más cuando los traidores eran castigados, y además otras áreas del cerebro del varón eran activadas en ese caso, concretamente las áreas donde se experimenta recompensa.
Según estos resultados el varón no solamente experimenta menos empatía por los traidores sino que además experimenta placer cuando son castigados.
Singer especula que la disparidad entre la actividad cerebral de hombre y mujeres podría significar que los hombres evolucionaron para mantener el papel de la justicia en las sociedades humanas, aunque podría haber otras explicaciones.
También podría ser que las mujeres se vieran menos afectadas por la traición económica (¿reaccionarían del mismo modo frente a la traición amorosa?) que los varones o que las mujeres tienen un menor interés en el castigo físico, y no necesariamente que no tengan interés en la venganza.
Algunos investigadores afirman que hay poca evidencia sobre la diferencia entre sexos en relación a este tipo de cosas.
Y que si hay una diferencia podría ser cultural y no biológica.
Según ellos por el hecho de que pase en el cerebro no significa que sea innato.
Fuente: NATURE (DOI: 101038/nature04271)
Este circuito cerebral del comportamiento podría ser innato.
Equidad, empatía y retribución son motores fundamentales de la sociedad y ayudan a promulgar leyes, a diseñar el sistema judicial y a moldear las relaciones entre los individuos que la forman.
¿De donde provienen esas ideas?
¿Son culturales o tienen una base biológica?
Todas las sociedades tienen leyes y códigos de conducta así como sistemas de castigo para los que quebrantan esas normas.
Hay palabras del alemán que designan conceptos muy complicados.
Una de estas palabras es schadenfreude que significa “encontrar placer en la desdicha ajena”.
Parece que los aparatos de resonancia magnética nuclear han llegado al grado de sofisticación necesario requerido para identificar estados de la mente descrito por complicadas palabras alemanas.
Ahora se ha podido observar el schadenfreude en un experimento y se ha conseguido relacionar con la idea de justicia o venganza.
Tania Singer del University College London y sus colaboradores usaron una de estas máquinas para monitorizar la actividad cerebral de 32 voluntarios después de su participación en un juego llamado dilema del prisionero.
El juego permite a los jugadores cooperar con los demás o traicionarlos. En el dilema del prisionero los participantes pueden cooperar para compartir un premio o traicionar a los iguales para obtener un premio mayor o mejor.
Además de los sujetos participantes en el experimento se contrató a actores para que deliberadamente engañasen a sus compañeros y así tener siempre “traidores” en el grupo.
La recompensa era en todo caso económica.
Curiosamente el lenguaje corporal de los jugadores de ambos sexos ya evidenciaba la desaprobación hacia los traidores durante el juego, e incluso intentaban estar a la mayor distancia posible de estos durante los descansos del experimento.
Después los jugadores eran introducidos en la máquina de resonancia magnética nuclear y su actividad era estudiada mientras observan cómo otros jugadores eran castigados con una descarga eléctrica.
Según los resultados, la actividad cerebral es distinta si son los que cooperaron o los traidores los que reciben la descarga.
Además en los varones, y para sorpresa de los investigadores, esta diferencia es mucho más pronunciada que en las mujeres cuando un compañero traidor es castigado con las descargas.
Las imágenes de la resonancia magnética nuclear muestran que ambos sexos experimentan un aumento de la actividad cerebral en las áreas del cerebro asociadas con la sensación de dolor cuando un compañero recibe una sacudida de electricidad.
Los investigadores asocian esta reacción a la actividad de neuronas espejo que trabajan cuando una persona siente empatía por otra.
Ambos además experimentan menos actividad en esas áreas cuando los traidores recibían las descargas.
Esto sugiere que la empatía depende del comportamiento social.
Sin embargo, en los varones la actividad bajaba bastante más cuando los traidores eran castigados, y además otras áreas del cerebro del varón eran activadas en ese caso, concretamente las áreas donde se experimenta recompensa.
Según estos resultados el varón no solamente experimenta menos empatía por los traidores sino que además experimenta placer cuando son castigados.
Singer especula que la disparidad entre la actividad cerebral de hombre y mujeres podría significar que los hombres evolucionaron para mantener el papel de la justicia en las sociedades humanas, aunque podría haber otras explicaciones.
También podría ser que las mujeres se vieran menos afectadas por la traición económica (¿reaccionarían del mismo modo frente a la traición amorosa?) que los varones o que las mujeres tienen un menor interés en el castigo físico, y no necesariamente que no tengan interés en la venganza.
Algunos investigadores afirman que hay poca evidencia sobre la diferencia entre sexos en relación a este tipo de cosas.
Y que si hay una diferencia podría ser cultural y no biológica.
Según ellos por el hecho de que pase en el cerebro no significa que sea innato.
Fuente: NATURE (DOI: 101038/nature04271)
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