13 diciembre 2005

DESCUBIERTAS DOS PROTEÍNAS, PROCEDENTES DE LAS VÍBORAS, QUE CONTROLAN EL CRECIMIENTO DE LAS CÉLULAS CANCEROSAS

El equipo de Juan José Calvete, del Instituto de Biomedicina de Valencia, ha descubierto que dos proteínas del veneno de serpientes, la obtustatina y la jerdostatina, controlan el crecimiento de las células cancerosas.

Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto dos proteínas, la obtustatina y jerdostatina, procedentes de venenos de serpientes, son eficaces contra el crecimiento de las células cancerosas.
Los resultados del estudio, llevado a cabo en modelo murino, se publican en el último número de The Journal of Biological Chemistry.
El trabajo abre un abanico de posibilidades para la producción de fármacos de mayor potencial, a partir de moléculas químicas sintetizadas en el laboratorio que reproduzcan los mecanismos de acción de las proteínas halladas, según ha explicado Juan José Calvete, del Instituto de Biomedicina de Valencia perteneciente al CSIC.
Algunas proteínas procedentes de veneno de víboras bloquean selectivamente la función de receptores de la superficie celular de la familia denominada integrinas. "Estos receptores desempeñan papeles esenciales en numerosos procesos fisiológicos, pero también en determinadas patologías, como la isquemia coronaria, la osteoporosis, la artritis reumatoide, infecciones bacterianas, inflamación, enfermedades autoinmunes, angiogénesis y metástasis tumoral".
A partir del análisis de las propiedades antiangiogénicas, el citado grupo, en colaboración con Cezary Marcinkiewicz, de la Universidad de Temple, en Filadelphia, descubrieron en el veneno de la serpiente Vipera lebetina obtusa la proteína obtustatina.



En la imagen: Vipera lebetina obtusa

"Esta proteína, de la familia de las disintegrinas, inhibe selectiva y potentemente a la integrina 7181, implicada en la neovascularización de determinados tumores sólidos. El bloqueo de dicho receptor puede representar una estrategia eficaz para cortar las vías de suministro de nutrientes a las células cancerosas, impidiendo el crecimiento del tumor".
Los ensayos llevados a cabo en ratones con tumores de Lewis a los que se suministro obtustatina demostraron la efectividad parcial de dicha estrategia, al reducir el tamaño tumoral al 50 por ciento.

Venenos similares
El hallazgo de la obtustatina puso en la pista a los investigadores para buscar moléculas similares en otros venenos. Se descubrieron en otros venenos moléculas similares a la obtustatina, tanto estructural, como funcionalmente.
Al mismo tiempo, en colaboración con el grupo del profesor Bernardo Celda, de la Universidad de Valencia, se determinó la estructura atómica de la disintegrina obtustatina en disolución, con métodos de resonancia magnética nuclear, unos estudios esenciales para comprender el mecanismo de acción de esta proteína.
En paralelo a los estudios estructurales, los investigadores del CSIC lograron que la Escherichia coli sintetizara de forma activa un análogo de la obtustatina, la jerdostatina.
De esta forma se abren las puertas para producir en el laboratorio inhibidores más potentes de la angiogénesis, que eventualmente puedan servir de cabezas de serie para el diseño racional de fármacos con los que combatir los tumores, utilizando la estrategia de la muerte por inanición de las células cancerosas. "Resulta interesante de revertir en el laboratorio la selección natural convirtiendo toxinas letales en drogas que salven vidas".
Tomado de DIARIO MEDICO