23 diciembre 2005

APRENDIENDO EN GROENLANDIA PARA SEGUIRLE LA PISTA AL METANO MARCIANO

Un estudio sobre bacterias productoras de metano congeladas en el fondo de una gruesa capa de hielo de 3 kilómetros en Groenlandia podría ayudar a los científicos que buscan vida bacteriana similar en Marte.
El metano es un gas de efecto invernadero presente en las atmósferas de la Tierra y de Marte. Si algún tipo de microbios antiguos llamados Archaea son la fuente del metano de Marte, como algunos científicos han propuesto, entonces las sondas en la superficie marciana podrían buscarlas a profundidades donde la temperatura ronde los 10º C, algo más cálida que las bacterias encontradas en la base de la capa de hielo de Groenlandia, como afirma Buford Price, profesor de física en Berkeley.
Ésto sería a varios cientos de metros, quizá unos 300 metros, bajo tierra, donde la temperatura es levemente más elevada que el punto de fusión y tales microbios pueden encontrarse en una proporción de uno por cada centímetro cúbico.
Price no espera una próxima misión a Marte que se dedique a investigar bajo la superficie, pero los metanógenos se podrían apenas como fácilmente detectar alrededor de cráteres de meteoritos donde rocas subterráneas han quedado expuestas.
La detección de esta concentración de microbios está dentro de la capacidad de los instrumentos más avanzados, que podrían ser lanzados a Marte y si algún aterrizador pudiera llegar a algún lugar donde las sondas en órbita en Marte han encontrado concentraciones de metano más altas.
Las variaciones en la concentración de metano en núcleos de hielo se han utilizado para conocer el clima de tiempos remotos.
En algunos segmentos a esa profundidad hay variaciones que pueden ser de hasta 10 veces la concentración entre una y otra, teniendo en cuenta que la capa de hielo debe tener unos 10.000 años.
Price y sus colegas han demostrado que estos picos anómalos se pueden explicar por la presencia en el hielo de metanógenos, que son comunes en la tierra en lugares desprovistos de oxígeno, por ejemplo en los estómagos de los rumiantes.
Price y sus colegas encontraron estos metanógenos en los mismos segmentos donde el exceso de metano fue hallado.
Se calcula que la cantidad medida de Archaea, congelada y apenas activa, habría podido producir la cantidad observada de exceso de metano en el hielo.
Esa fue la prueba definitiva, ya que establecía una correlación entre la presencia del metano y la presencia de esos microorganismos.
Aunque el metano se ha detectado en la atmósfera de Marte, la luz ultravioleta del sol habría destruido la cantidad observada en 300 años si no hubiera un proceso de renovación del metano.
Pudiendo ser este metano de origen geológico o biológico.
Tomado de UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, BERKELEY