UN SENCILLO ELECTROENCEFALOGRAMA PUEDE PREDECIR LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Aunque la enfermedad de Alzheimer afecta a millones de personas en todo el mundo, no hay modo de identificar a esta enfermedad, devastadora para el cerebro, en su fase inicial en la que todavía puede ser posible retardar o incluso impedir la espiral descendente hacia la demencia.
Sin embargo, un nuevo modo de analizar los resultados de una prueba convencional, el electroencefalograma, podría desvelar esos primeros indicios.
En el transcurso de las investigaciones que sobre la enfermedad de Alzheimer se llevan a cabo, los científicos utilizan técnicas sofisticadas como la MRI y la PET para distinguir características de la función y anatomía cerebrales que podrían indicar problemas futuros, con el fin de lograr sentar las bases para un procedimiento de detección precoz de ese nefasto mal.
Ahora, el estudio de un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York demuestra que las manifestaciones más tempranas del Alzheimer, cuando aparecen las primeras señales de pérdida de memoria, se pueden detectar con una técnica relativamente barata, indolora, y fácil de utilizar, el conocido electroencefalograma o EEG, que mide la actividad eléctrica del cerebro.
En el estudio, los investigadores demostraron que un análisis informático del EEG predijo con precisión en gente sana, de entre 64 y 79 años, que contraerían demencia durante los próximos 7 a 10 años.
También identificó a individuos que permanecerían virtualmente sin cambios durante el mismo tiempo.
Según el estudio, el EEG tenía casi un 95 por ciento de exactitud en identificar a quienes sufrirían el declive cognitivo, y a quienes no.
Lleva cerca de 30 minutos realizar un EEG, que implica colocar los electrodos del equipo en el cuero cabelludo.
La prueba es efectuada con el paciente acomodado confortablemente. No hay inyecciones y el cuero cabelludo no se afeita.
Los investigadores de la citada universidad evaluaron a 44 voluntarios con edades de entre 64 y 79 años, que sospechaban que sus memorias comenzaban a fallar.
Al comienzo del estudio, a cada individuo le fue efectuado un EEG. Luego, fueron analizados varias veces más durante los siguientes 7 a 10 años.
En este período, 27 de los 44 individuos desarrollaron debilitamiento cognoscitivo suave o demencia verdadera, y 17 siguieron manteniéndose estables.
Aplicando un algoritmo matemático a las exploraciones del cerebro, los investigadores demostraron que ciertas características del patrón de las ondas cerebrales en el EEG podían ser asociadas al deterioro cognitivo futuro.
Una característica prominente asociada al deterioro cognoscitivo en el EEG era una onda cerebral llamada theta, que según el estudio resultaba excesiva en las personas que con el paso del tiempo acabaron sufriendo declive mental.
Otra característica era la lentitud en la frecuencia promedio del EEG, que es medida en ciclos por segundo.
También, una característica distintiva de los futuros enfermos era un cambio en la sincronización entre los dos lados del cerebro.
Los investigadores de la Universidad de Nueva York que han trabajado en este estudio son los doctores Prichep, Ferris, Rausch, Fang, Cancro, Torossian y Reisberg.
El estudio fue financiado el Instituto Nacional de Salud de EE.UU.
Tomado de aquí.
Sin embargo, un nuevo modo de analizar los resultados de una prueba convencional, el electroencefalograma, podría desvelar esos primeros indicios.
En el transcurso de las investigaciones que sobre la enfermedad de Alzheimer se llevan a cabo, los científicos utilizan técnicas sofisticadas como la MRI y la PET para distinguir características de la función y anatomía cerebrales que podrían indicar problemas futuros, con el fin de lograr sentar las bases para un procedimiento de detección precoz de ese nefasto mal.
Ahora, el estudio de un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York demuestra que las manifestaciones más tempranas del Alzheimer, cuando aparecen las primeras señales de pérdida de memoria, se pueden detectar con una técnica relativamente barata, indolora, y fácil de utilizar, el conocido electroencefalograma o EEG, que mide la actividad eléctrica del cerebro.
En el estudio, los investigadores demostraron que un análisis informático del EEG predijo con precisión en gente sana, de entre 64 y 79 años, que contraerían demencia durante los próximos 7 a 10 años.
También identificó a individuos que permanecerían virtualmente sin cambios durante el mismo tiempo.
Según el estudio, el EEG tenía casi un 95 por ciento de exactitud en identificar a quienes sufrirían el declive cognitivo, y a quienes no.
Lleva cerca de 30 minutos realizar un EEG, que implica colocar los electrodos del equipo en el cuero cabelludo.
La prueba es efectuada con el paciente acomodado confortablemente. No hay inyecciones y el cuero cabelludo no se afeita.
Los investigadores de la citada universidad evaluaron a 44 voluntarios con edades de entre 64 y 79 años, que sospechaban que sus memorias comenzaban a fallar.
Al comienzo del estudio, a cada individuo le fue efectuado un EEG. Luego, fueron analizados varias veces más durante los siguientes 7 a 10 años.
En este período, 27 de los 44 individuos desarrollaron debilitamiento cognoscitivo suave o demencia verdadera, y 17 siguieron manteniéndose estables.
Aplicando un algoritmo matemático a las exploraciones del cerebro, los investigadores demostraron que ciertas características del patrón de las ondas cerebrales en el EEG podían ser asociadas al deterioro cognitivo futuro.
Una característica prominente asociada al deterioro cognoscitivo en el EEG era una onda cerebral llamada theta, que según el estudio resultaba excesiva en las personas que con el paso del tiempo acabaron sufriendo declive mental.
Otra característica era la lentitud en la frecuencia promedio del EEG, que es medida en ciclos por segundo.
También, una característica distintiva de los futuros enfermos era un cambio en la sincronización entre los dos lados del cerebro.
Los investigadores de la Universidad de Nueva York que han trabajado en este estudio son los doctores Prichep, Ferris, Rausch, Fang, Cancro, Torossian y Reisberg.
El estudio fue financiado el Instituto Nacional de Salud de EE.UU.
Tomado de aquí.
0 COMENTARIOS:
Publicar un comentario
<< Home