VACUNA CONTRA LA MALARIA MUESTRA PRIMEROS RESULTADOS ALENTADORES
Investigadores del Instituto Pasteur, de París (Francia), han completado con éxito el primer ensayo en humanos con una vacuna contra la malaria basada en la MSP3, una proteínaque se encuentra presente en la superficie del parásito que la transmite.
El estudio, coordinado por Pierre Druilhe, se publica en el último número de Public Library of Science Medicine.
Los autores administraron la vacuna a 30 adultos jóvenes sanos que mostraron una respuesta inmune prolongada contra la MSP3.
No obstante, la única manera de comprobar la eficacia real de la vacuna es exponiendo a los participantes a la infección, lo cual no resulta posible por cuestiones éticas en las etapas iniciales del desarrollo de una vacuna.
"Aun así, hemos podido llevar nuestra investigación un paso más adelante demostrando que los anticuerpos de la sangre de los voluntarios vacunados eran capaces de inhibir el crecimiento del parásito de la malaria en los ensayos del laboratorio", ha señalado Druilhe.
Los resultados de esta investigación han permitido el inicio de un estudio en fase II para determinar la eficacia de esta vacuna en personas expuestas a la malaria.
Por otra parte, un trabajo coordinado por Margaret Mackinnon, del Departamento de Patología de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, ha valorado la importancia de las variaciones genéticas en la intensidad del desarrollo de los síntomas en personas con malaria.
El trabajo, que se publica en la misma revista científica, analizó a dos grupos de niños de Kenia, donde la malaria es endémica, en los que se determinó la gravedad de los síntomas de la infección durante un periodo de cinco años.
Después monitorizaron en 2.900 niños los casos de malaria grave que precisaron hospitalización y los que no requirieron ingreso durante el mismo periodo de tiempo.
Los resultados mostraron que los factores genéticos del huésped eran los responsables de entre un cuarto y un tercio de las variaciones totales de susceptibilidad en la población con malaria, mientras que los relacionados con el entorno contribuían a la gravedad de los síntomas de manera similar.
Además, el 10 por ciento de los niños que vivían en hogares con una elevada incidencia de malaria tenían el doble de infecciones por año que los que vivían en familias con una baja incidencia.
Estos datos no cuestionan la necesidad de conocer los factores genéticos implicados en la enfermedad, pero indican que no son los únicos que hay que tener en cuenta y que el entorno es igualmente importante, señala Mackinnon.
El estudio, coordinado por Pierre Druilhe, se publica en el último número de Public Library of Science Medicine.
Los autores administraron la vacuna a 30 adultos jóvenes sanos que mostraron una respuesta inmune prolongada contra la MSP3.
No obstante, la única manera de comprobar la eficacia real de la vacuna es exponiendo a los participantes a la infección, lo cual no resulta posible por cuestiones éticas en las etapas iniciales del desarrollo de una vacuna.
"Aun así, hemos podido llevar nuestra investigación un paso más adelante demostrando que los anticuerpos de la sangre de los voluntarios vacunados eran capaces de inhibir el crecimiento del parásito de la malaria en los ensayos del laboratorio", ha señalado Druilhe.
Los resultados de esta investigación han permitido el inicio de un estudio en fase II para determinar la eficacia de esta vacuna en personas expuestas a la malaria.
Por otra parte, un trabajo coordinado por Margaret Mackinnon, del Departamento de Patología de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, ha valorado la importancia de las variaciones genéticas en la intensidad del desarrollo de los síntomas en personas con malaria.
El trabajo, que se publica en la misma revista científica, analizó a dos grupos de niños de Kenia, donde la malaria es endémica, en los que se determinó la gravedad de los síntomas de la infección durante un periodo de cinco años.
Después monitorizaron en 2.900 niños los casos de malaria grave que precisaron hospitalización y los que no requirieron ingreso durante el mismo periodo de tiempo.
Los resultados mostraron que los factores genéticos del huésped eran los responsables de entre un cuarto y un tercio de las variaciones totales de susceptibilidad en la población con malaria, mientras que los relacionados con el entorno contribuían a la gravedad de los síntomas de manera similar.
Además, el 10 por ciento de los niños que vivían en hogares con una elevada incidencia de malaria tenían el doble de infecciones por año que los que vivían en familias con una baja incidencia.
Estos datos no cuestionan la necesidad de conocer los factores genéticos implicados en la enfermedad, pero indican que no son los únicos que hay que tener en cuenta y que el entorno es igualmente importante, señala Mackinnon.
2 COMENTARIOS:
At sábado, 12 noviembre, 2005, Esther Croudo Bitrán said…
Hola Pepe:
Gracias por tu visita me alegré mucho de verte nuevamente. Espero no te pierdas.
At sábado, 12 noviembre, 2005, jga said…
Neruda escribió "España en el corazón". Yo llevo a Chile. Saludos Esther
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