FINLANDIA...POSIBLEMENTE EL MEJOR SISTEMA ESDUCATIVO DEL MUNDO
Los más pesimistas dirán que el de Finlandia es uno de los ejemplos en los que el desarrollo y bienestar de un país no se corresponde con los índices de felicidad de sus habitantes.
Lo cierto es que, junto con el resto de Escandinavia, presenta una de las tasas de suicidios más altas del planeta.
Pero la sensación deprimente que pueden provocar los ocasos a las cuatro de la tarde queda compensada con el brillo de Finlandia en otras clasificaciones mucho más positivas, como las de desarrollo humano, o la de los países más dinámicos y competitivos del mundo, esta última elaborada por el World Economic Forum.
El liderazgo de Finlandia en esos rankings es el resultado de los esfuerzos incansables de un pequeño país por transformar en ventajas competitivas sus aparentemente modestos recursos. Y la educación es uno de esos grandes valores, relacionado en este caso con la competitividad de toda una nación.
UNA REFERENCIA MUNDIAL
Entre los sistemas educativos, el finlandés también está considerado como el mejor del mundo y ésta, en tiempos de debate sobre la Ley Orgánica de Educación, es una referencia que se debe tener muy presente, aunque Finlandia sea un país del Norte y España, del Mediterráneo, con características muy distintas.
Toda la sociedad finlandesa ha puesto mucho esfuerzo en este objetivo, y emplea la economía -se invierte un 5,8% del PIB en Educación-, la investigación y la alta tecnología.
La propia ministra de Educación española, María Jesús San Segundo, señalaba en febrero -cuando se debatían las aportaciones de las Comunidades Autónomas al documento Una educación de calidad para todos y entre todos-, que el énfasis en la formación del profesorado, la atención individualizada a los problemas de aprendizaje, el uso intensivo de tutorías, los programas efectivos de fomento de la lectura, o la conexión de los centros educativos con su entorno, son características modélicas de experiencias de éxito educativo como la finlandesa, sustentada en tres pilares básicos: buenos profesores -motivados y bien pagados-, el compromiso extraordinario de las familias y una sólida inversión.
Una de las características que más sorprende del sistema finlandés es la equidad. Los profesores se aseguran de que ningún alumno se quede atrasado.
No se divide a los estudiantes entre los avanzados y los que necesitan más tiempo, y no hay repetidores.
Si se presenta un problema con algún estudiante, éste se trata con los demás profesores, con sus padres, con el director del colegio y un psicólogo.
Es una tarea conjunta entre el colegio y las familias en la que importa más el éxito colectivo que los resultados individuales.
PROFESORES, LOS PROTAGONISTAS DEL SISTEMA
La OCDE, en uno de los informes demoledores a los que nos tiene acostumbrados en los últimos meses, señala que la mayoría de los países tiene dudas razonables acerca de si cuentan con un número suficiente de profesores que dispongan de los conocimientos y competencias necesarios para responder a las necesidades de la enseñanza de hoy.
Este no es el problema del sistema educativo finlandés, cuyo éxito depende en gran medida de los profesores, que son considerados como la piedra angular.
La gran diferencia de Finlandia respecto del resto de países de la OCDE es su extraordinario proceso de selección y formación de docentes de educación primaria y secundaria.
Para acceder a la licenciatura de magisterio se deben superar dos procesos de selección y los mejores pasan a ser docentes.
A continuación, les esperan 6.400 horas de formación (cinco veces más que en España) y la elaboración de una tesina como proyecto final de investigación.
El profesorado de secundaria, tras los estudios de especialización, debe superar distintas pruebas para acceder a la facultad de Educación y allí cursar más de 1.400 horas.
En Finlandia, los profesores trabajan estrechamente con las familias, y resulta normal que los maestros se comuniquen a diario por e-mail con los padres para hablar de los hijos.
CRITERIOS OBJETIVOS
No se trata de un simple eslogan.
Que el sistema educativo finlandés se conozca como el mejor del mundo responde a hechos objetivos que se pueden medir.
El último, el inevitable Informe Pisa, una especie de reválida con la que la OCDE examinó este año a 275.000 estudiantes de 15 años en 41 países.
Finlandia obtuvo la mejor puntuación en las tres asignaturas evaluadas: Matemáticas, Lectura y Ciencias.
El objetivo de las pruebas no era comprobar la cantidad de conocimientos asimilados por los estudiantes, sino la calidad de los mismos y la capacidad de los adolescentes para aplicarlos en la vida real, más allá de la académica.
El Informe demostró además que la calidad educativa no está necesariamente vinculada a la riqueza del país o al gasto en educación: el rendimiento en matemáticas de los estudiantes de Corea, por ejemplo, es superior al de los españoles, pese a que España disfrute de un mayor PIB per cápita e invierta más en cada uno de sus estudiantes.
Países como Finlandia -en cabeza de la clasificación-, la propia Corea, Bélgica, Holanda o Polonia obtienen una mejor relación calidad-precio (gasto en educación y rendimiento de los estudiantes) que otros como España, Alemania o Estados Unidos.
Esta información ha sido elaborada por Tino Fernández y publicada en Expansión
Lo cierto es que, junto con el resto de Escandinavia, presenta una de las tasas de suicidios más altas del planeta.
Pero la sensación deprimente que pueden provocar los ocasos a las cuatro de la tarde queda compensada con el brillo de Finlandia en otras clasificaciones mucho más positivas, como las de desarrollo humano, o la de los países más dinámicos y competitivos del mundo, esta última elaborada por el World Economic Forum.
El liderazgo de Finlandia en esos rankings es el resultado de los esfuerzos incansables de un pequeño país por transformar en ventajas competitivas sus aparentemente modestos recursos. Y la educación es uno de esos grandes valores, relacionado en este caso con la competitividad de toda una nación.
UNA REFERENCIA MUNDIAL
Entre los sistemas educativos, el finlandés también está considerado como el mejor del mundo y ésta, en tiempos de debate sobre la Ley Orgánica de Educación, es una referencia que se debe tener muy presente, aunque Finlandia sea un país del Norte y España, del Mediterráneo, con características muy distintas.
Toda la sociedad finlandesa ha puesto mucho esfuerzo en este objetivo, y emplea la economía -se invierte un 5,8% del PIB en Educación-, la investigación y la alta tecnología.
La propia ministra de Educación española, María Jesús San Segundo, señalaba en febrero -cuando se debatían las aportaciones de las Comunidades Autónomas al documento Una educación de calidad para todos y entre todos-, que el énfasis en la formación del profesorado, la atención individualizada a los problemas de aprendizaje, el uso intensivo de tutorías, los programas efectivos de fomento de la lectura, o la conexión de los centros educativos con su entorno, son características modélicas de experiencias de éxito educativo como la finlandesa, sustentada en tres pilares básicos: buenos profesores -motivados y bien pagados-, el compromiso extraordinario de las familias y una sólida inversión.
Una de las características que más sorprende del sistema finlandés es la equidad. Los profesores se aseguran de que ningún alumno se quede atrasado.
No se divide a los estudiantes entre los avanzados y los que necesitan más tiempo, y no hay repetidores.
Si se presenta un problema con algún estudiante, éste se trata con los demás profesores, con sus padres, con el director del colegio y un psicólogo.
Es una tarea conjunta entre el colegio y las familias en la que importa más el éxito colectivo que los resultados individuales.
PROFESORES, LOS PROTAGONISTAS DEL SISTEMA
La OCDE, en uno de los informes demoledores a los que nos tiene acostumbrados en los últimos meses, señala que la mayoría de los países tiene dudas razonables acerca de si cuentan con un número suficiente de profesores que dispongan de los conocimientos y competencias necesarios para responder a las necesidades de la enseñanza de hoy.
Este no es el problema del sistema educativo finlandés, cuyo éxito depende en gran medida de los profesores, que son considerados como la piedra angular.
La gran diferencia de Finlandia respecto del resto de países de la OCDE es su extraordinario proceso de selección y formación de docentes de educación primaria y secundaria.
Para acceder a la licenciatura de magisterio se deben superar dos procesos de selección y los mejores pasan a ser docentes.
A continuación, les esperan 6.400 horas de formación (cinco veces más que en España) y la elaboración de una tesina como proyecto final de investigación.
El profesorado de secundaria, tras los estudios de especialización, debe superar distintas pruebas para acceder a la facultad de Educación y allí cursar más de 1.400 horas.
En Finlandia, los profesores trabajan estrechamente con las familias, y resulta normal que los maestros se comuniquen a diario por e-mail con los padres para hablar de los hijos.
CRITERIOS OBJETIVOS
No se trata de un simple eslogan.
Que el sistema educativo finlandés se conozca como el mejor del mundo responde a hechos objetivos que se pueden medir.
El último, el inevitable Informe Pisa, una especie de reválida con la que la OCDE examinó este año a 275.000 estudiantes de 15 años en 41 países.
Finlandia obtuvo la mejor puntuación en las tres asignaturas evaluadas: Matemáticas, Lectura y Ciencias.
El objetivo de las pruebas no era comprobar la cantidad de conocimientos asimilados por los estudiantes, sino la calidad de los mismos y la capacidad de los adolescentes para aplicarlos en la vida real, más allá de la académica.
El Informe demostró además que la calidad educativa no está necesariamente vinculada a la riqueza del país o al gasto en educación: el rendimiento en matemáticas de los estudiantes de Corea, por ejemplo, es superior al de los españoles, pese a que España disfrute de un mayor PIB per cápita e invierta más en cada uno de sus estudiantes.
Países como Finlandia -en cabeza de la clasificación-, la propia Corea, Bélgica, Holanda o Polonia obtienen una mejor relación calidad-precio (gasto en educación y rendimiento de los estudiantes) que otros como España, Alemania o Estados Unidos.
Esta información ha sido elaborada por Tino Fernández y publicada en Expansión
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